Abedulares de Murias de Paredes

El Bidul

Para hablar de Murias habría que empezar hablando de su árbol insignia, el bidul, forma asturllionesa para referirse al abedul.
 
El abedul es un árbol curioso, un pionero del monte. El abedul, que casi siempre anda cerca del agua, en barrancos o por encima de robledales y/o hayedos, pocas veces forma bosques compactos, por lo menos en nuestras latitudes, encontrándose escasos ejemplos en Asturias, Galicia, León y Pirineos sobretodo.
 

Abedules

                                      
 
En el sur de la cordillera cantábrica, pegando con el Alto Sil y Babia, se encuentra la comarca de Omaña, posiblemente la zona de León junto con Laciana que mejores ejemplos nos puede dar sobre bosques de abedules de considerable tamaño y longitud.
 
Para comprobarlo nos vamos a trasladar en este reportaje sobre Omaña al inicio de la comarca, a las fuentes madre del río Omaña, bajo en Puerto de la Magdalena en los valles de Murias de Paredes, Senra y Montrondo, donde crece un extenso abedular en toda la cara norte de la sierra de Oceo.

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Inicio de ruta: Murias y Montrondo

 

Murias con el Cueto al fondo

                        
 
Existe una ruta señalizada por Cuatro valles llamada Las Fuentes del Omaña que vamos a utilizar en los dos primeros kilómetros, desviándonos luego hacia otro valle.
Para ello nos acercamos a la localidad de Montrondo, primer pueblo que conoce el Omaña que baja de las cumbres del Tambarón, y que toma su nombre del mont-reondo que se eleva a su izquierda, llamado El Cueto (1.726 metros).
 

Montrondo

                       
 
En Montrondo vive Benigno, paisano omañés donde los haya, con el cual al final de la ruta tuvimos una agradable charla. El pueblo, grande, apenas mantiene población durante el invierno, y son varias las casas que se dan a la venta y al alquiler. Casas, por otra parte, con una estupenda variedad de arquitectura tradicional leonesa que invita a pasear por sus tranquilas calles.
 
                         
 

Fondo de valle

                             
 
Salimos del pueblo por la pista que se cruza el joven Omaña hacia el valle que culmina en las faldas del Tambarón y La Peñona. El camino es bueno y las vistas son bastante buenas desde el principio, contemplando la descarnada Peña Negra que se eleva a la derecha del valle, mostrando sus canales y sus helechares ya vestidos de otoño.
 
 
                             
 
                        
 

Desvío a Debesa Cortada

En apenas veinticinco minutos el valle se abre por fin, mostrando una vega llena de praderas, murias y vegetación de ribera. Pero lo más importante de este punto es el abedular que crece a la izquierda del camino. El bidul, nombre como se conoce en buena parte de León, es un vestigio de épocas pasadas, cuando el hielo aún dominaba buena parte del continente. Con el posterior cambio del clima, las bidulares fueron transformándose en robledales y hayedos, relegando a este especie de corteza blanca a los arroyos y barrancos, perdiendo su condición de bosque.
Por eso, estos bosques de Murias de Paredes (Fasgarón, La Guariza, Montrondo…) son auténticas huellas del pasado terrestre, constituyendo un punto de interés biológico importantísimo, y si a ello sumamos la presencia del Urogallo y el Oso, tenemos la razón de por qué Omaña sea Reserva de la Biosfera.
 

Subiendo hacia Devesa Cortada, con el Tambarón al fondo.

                           
 
Al llegar a este abedular abandonamos la pista que se dirige al final del valle para tomar otra que surge hacia el Sur, en dirección a El Cueto que ya habíamos dejado atrás, a través del paraje de Las Bouzas.
Este es el camino que nos lleva a conocer otro bidular importante de Montrondo, el de la Devesa Cortada, mucho más fresco y protegido que el anterior.
 

 Pista de Devesa Cortada. Al fondo la collada de Chozo Valle.

                      

 


De Debesa Cortada a Vicicuende

Vamos a recorrer este valle de Devesa Cortada hasta la collada Vicicuende para luego abandonar la cómoda pista y deslizarnos a través de un minúsculo senderín que desciende entre el arroyo y el bidular volviendo a subir luego hacia otra collada, la de Chozo Valle. Pero vamos por partes…
 

Bosque de Devesa Cortada  

                   
La pista nos sube hasta la collada Vicicuende, que separa las aguas de Montrondo de las aguas de Fasgare, un estupendo punto panorámico desde el cual podemos contemplar el valle de Fasgarejo que desciende hacia el Valle Gordo, El Tambarón, Peña Cefera, Fernán Pérez y Las Peñonas que cierran el Campo de Santiago, ya en terrenos del Río Boeza. Hacia el sur también aparecen destacables montes como el Alto la Cañada, máxima altura de Omaña, aparte de una buena perspectiva de todo este bosque de Devesa Cortada.
 
                           
 
 
                    

 


Chozo Valle

Nos toca salir de la pista que viene protegida todo el rato por una verja metálica y descender hacia el arroyo de una manera un poco incierta e insegura. Tendréis que fiaros del que escribe y continuar unos escasos metros entre escobar y monte algo incómodo hasta encontrar el senderín constante  que nos lleva por todo el valle hacia la segunda collada del día.
Todo este recorrido bajo el abedular es bastante atractivo, y los colores de los capudos (Sérbal de los Cazadores) nos entretienen en cada visión.
 
                          
 
Llegamos a la collada de Chozo Valle, donde alguna vieja muria nos delata su pasado ganadero. Hoy, el monte está borrando todo estas huellas, y apenas se dejan ver indicios humanos. Ni tan siquiera las antiguas minas de Antimonio que según Don Benigno se explotaron en este valle décadas atrás.
Desde la collada parte un mejor y cómodo camino que desciende hacia Murias de Paredes, que se deja ver al fondo. El recorrido nos permite ver la cara sur de El Cueto y poco a poco nos vamos metiendo de nuevo en otro valle bastante chulo y fresco donde crece otro gran bosque de abedules, que no es otro que el que comienza casi en Senra y finaliza en Montrondo.
 
                     
 
Ya abajo, volvemos a pasar el Omaña y salimos a la carretera en un punto muy cercano a Murias, por lo que deberemos volver a Montrondo primero por la calzada y luego por un camino señalizado por Cuatro Valles. Es apenas un kilómetro.

Vuelta a Montrondo: encuentro con Don Benigno

 
Llegamos de nuevo a Montrondo y allí nos está esperando Don Benigno. Aunque sus primeras palabras son de reprimenda por no haber subido al mítico Tambarón, desde donde el cual según él se ven las mejores vistas de la comarca, luego comenzamos a relatarle la ruta y a preguntarle sobre Montrondo y sus abedulares, dándole rienda suelta a sus conocimientos sobre el lugar.
Con 87 años, Benigno, que fue cazador desde los 14 años según nos comenta, ha visto pasar el siglo bajo las cumbres de Nevadín, Tambarón y otros tantos montes de la zona, pues nos dice que él ha andado todo lo que hay que andar por esta tierra.
 
                       
 
“El bidular de Murias es el más grande de toda la comunidad económica europea”, así de rotundo nos habla sobre la grandeza de sus bosques, “que no es el bidular de Montrondo, como erróneamente dicen, sino que es de Murias en general, pues empieza en Senra y acaba casi en Fasgarón y Viveiru, donde está la Teixera, aunque (entre risas) no he visto nunca teixos allí”.
 

El Bidular de Murias

                         
 
Benigno, o Maligno, como él se autodenomina en broma cuando le preguntan por su nombre “y es que ya estoy cansado de ser bueno y con la edad me he vuelto malo”, fue cazador como antes apuntamos, pero no un cazador cualquiera, sino uno de los buenos, de esos al que el lobo y el corzo temen de verdad.
“El Urogallo, o faisán como aquí le llaman, se acabaron hace años pero últimamente se empiezan a ver de nuevo algo”. Nos cuenta que un largo periodo de tiempo estos montes estuvieron sin Urogallos por el gran furtivismo que existió, y que hasta hace poco no se han vuelto a ver de nuevo campar los acebales de Murias. “Una vez cazando me salió uno, y no lo maté porque no sabía ni lo que era, tuve que preguntar a uno de los más viejos del pueblo para decirme que pájaro era ese”. “El Oso alguna vez pasa desde Salientes y esos valles, pero pocas veces”.
 

Benigno, retirándose hacia sus aposentos.

                        
 
Hablar con Benigno, sobre todo estos temas tan bellos, es algo que hay que hacer obligatoriamente si visitamos Montrondo. Con mucha pena tenemos que partir y nos despedimos de él advirtiéndole que no tardando mucho volveremos aquí a subir el Tambarón y queremos pasar la tarde con él compartiendo tanto conocimiento, lo cual nos contesta que el mismo nos indicará cómo tenemos que subir la montaña, pues la gente no sabe subirla bien.
 
                       

 


 
 

8 comentarios en «Abedulares de Murias de Paredes»

  1. Miguel Bueno

    Muy interesante saber que quedan bosques de abedules en la península. En Asturias los conozcos aislados. Vi bosques espléndidos en Suecia.
    Gracias por acercarnos esta reliquia.
    Abrazos
    Piedra

  2. Rubén

    Esos maravillosos paisajes hogar de los últimos urogallos tienen los días contados. El negocio eólico amparado por la Junta de Castiga y León los asola.
    Un saludo y gracias por inmortalizar y difundir la belleza de los paisajes del noroeste ibérico.

  3. Sara

    Bien bonita esta zona si señor…de las primeras que pisamos cuando comenzamos nuestra andadura senderista….esa ruta hermosa de las fuentes del Omaña, y la zona toda ella para disfrutar a tope, y con este otoño que ahora si parece que llega, debe ser más chulo aún…con vacas camufladas entre esa hierba seca y todo jajajaja.
    Como no, nuevamente, me ha encantado tu paseo Omañés.

    abrazotedecisivo

  4. Maria

    Tiene que ser precioso. ¿Esta ruta esta señalizada? o ¿solo es para los expertos?Si está señalizada ¿donde puedo conseguir un mapa o croquis?

  5. rutinasvarias

    Tan cerca de casa y no lo conozco todavía. Gracias por acercarlo.

    Es curioso lo de las Peñonas del Campo de Santiago. En los mapas lo llaman los Fasgadales, si bien hay que hacer caso al topónimo que es utilizado en la zona. En Colinas a esas peñas reciben el nombre de las Peñas del río de Colinas.

    Un saludo.
    Dani

  6. Julio A. R.

    Últimamente andamos por las mismas sendas. Buenas sendas. Fantásticas.
    Veo que estuviste charlando con Beningno el de El Campo, o mejor dicho, «escuchándolo». Es un gran relator y tiene un sentido del humor muy especial. Además de «Maligno», a veces dice que se llama «Veneno el de El Campo». (Ya sabes que por aquí pronunciamos la «B» igual que la «V» y la vocal «i» la pronunciamos tirando a «e» cuando es átona. En este caso es tónica, pero a Beningno le da igual. Como ya tiende a anarquista…
    Salud, amigo.
    J.

  7. Héroe de Leyenda

    En primer lugar, disculpas a todos por la tardanza…

    Javier: Un valle encantador, al poco tiempo subí el Tambarón, pero no encontré al sabio de Montrondo…a ver si tenéis más suerte vosotros.Un saludo.

    Miguel: Suecia… Escandinavia… Ojalá diera un paseín por ahí cada mes, jeje. De momento me conformo con estos del noroeste. Un saludo amigo.

    Sara: Yo no la he hecho entera la ruta de las fuentes, igual me animo con las raquetas este año. Un abrazo Sara.

    Maria: Buenas, mira, pasate por el edificio de Cuatro valles en la Magdalena y pideles un plano sobre las fuentes del omaña. Es algo más larga que la que hice yo, pero bueno, siempre se puede modificar el paseo. Es todo camino y sin fuertes subidas. Un saludo.

    Dani: Buenas colega. Te comento: por lo que ví, los Fasgadales es el abedular que crece en el abeseo del campo de santiago. Las peñas estas, en Colinas, como bien dices, parece ser que las peñas del río Colinas. Lo he visto en varios libros. Nombre oficial… pos creo que las peñas de Vizbueno o incluso las torres de vizbueno… Anda que no dar charla la toponimia… jaja. Un saludo.

    Julio: Pues sí Julio, casi que nos tocamos los talones porque tengo varios reportajes que hacer sobre Cuevas, Palacios, Tejedo, Campo de Santiago, Tambarón… que he recorrido estos últimos meses, y que se bien que es tu territorio de actuación preferido! Volví al tiempo para atacar el Tambarón pero no le ví por su casa. De todas formas, este invierno volveré y sin prisa alguna para deleitarme con sus narraciones. Ya vi en tu libro sobre Omaña lo que comentaste sobre él… al igual que sobre la dueña de El Holandés Errante (la identifiqué rápido amigo… jaja)
    Un saludo paisano.

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